Futbolistas y sus pases fustrados
(LA RAZÓN) El 28 de enero, Alcides
Peña viajó hasta Damman, Arabia Saudita, en la frontera con Bahrein, con la
ilusión de jugar en un fútbol que le reporte mayores beneficios económicos. Han
pasado 18 días sin que su situación haya sido resuelta, porque el delantero de
Oriente Petrolero, si bien se entrena en el club Al Ettifaq, todavía no puede
jugar oficialmente debido a que la transferencia no termina de cerrarse.
Es uno de los
ejemplos de futbolistas bolivianos ilusionados por irse al exterior, pero que
tienen que pasar una odisea para ver su sueño hecho realidad, o en algunos
casos más bien se quedan con los crespos hechos y al final se ven
obligados a regresar.
Dos futbolistas
que afrontaron esa mala experiencia en los últimos meses son los bolivaristas
Rudy Cardozo y Jhasmani Campos, casualmente ambos pretendidos por el club
Alania de Rusia. El primero se marchó en agosto del año pasado, pero regresó
porque no pasó la revisión médica. Y hace poco, Bolívar anunció la cesión a
préstamo de Campos por seis meses. A diferencia del caso anterior, la
información dada a conocer dice que el jugador superó la revisión médica y
hasta fue incluido en la delegación para una pretemporada en Turquía, pero
apareció una lesión que le impidió seguir en actividad.
Extrañamente el
Alania le instruyó al futbolista recuperarse en Bolivia, volvió a Santa Cruz
pero lo hizo para quedarse. Todos los acuerdos fueron disueltos.
En 2009, Jhasmani
ya pasó por esa situación. Entonces fue a Brasil, estuvo en el Bahía; sin
embargo luego de una semana decidió regresar con las manos vacías.
Desde hace unos
años, Silvio Fontana —el hijo de aquel notable zaguero de The Strongest,
Ricardo Fontana— contacta a jugadores para llevarlos a clubes de países que no
tienen mucha tradición futbolística, donde les ofrecen buena plata. Varios han
confiado en él, y así como algunos firmaron, otros se quedaron con las ganas.
Fontana hijo ganó
credibilidad cuando llevó nada más y nada menos que a Diego Maradona a la
dirección técnica del Al Wasl, de Dubai.
Historias. Ahora el empresario de futbolistas lucha por
cerrar la transferencia de Peña al Ettifaq y cuando se le pregunta las razones
para que las operaciones de futbolistas bolivianos se tornen tan complicadas y
en algunos casos se desvanezcan, no duda en calificar a algunos clubes
bolivianos como “envidiosos”, porque ponen muchas trabas para la cesión de los
jugadores. “Conozco sus actitudes, sólo trato de ayudar y espero que se den
cuenta”, dice.
Por ejemplo,
acusó a Nacional Potosí de poner trabas antes de dar el visto bueno para ceder
al colombiano John Obregón al club Veracruz, de la segunda división del fútbol
mexicano, y la negativa de Universitario para dar vía libre a la partida de
Juan Eduardo Fierro a un club de Serbia, con el que el futbolista tiene todo
arreglado.
“Obregón debía
salir de Potosí pagando la rescisión, pero después su presidente (Mario
Condori) solicitó incluir una cláusula de reconocimiento de 40 mil dólares de
una futura operación, sólo así dio la venia para hacer su traspaso”, cuenta
Fontana.
La lista de
jugadores que vieron frustradas sus ilusiones de jugar en el exterior es larga.
Otro ejemplo: en 2009, Ronald Rivero viajó a Israel, sin embargo lo hizo sin
acompañante y se encontró con una serie de dificultades, empezando por el
idioma. Regresó al país y prometió manejarse solo en futuras negociaciones.
Cuando estaba en
Bolívar, Miguel Hoyos también viajó a Ucrania para jugar en el FC Karpaty, pero
después de tres semanas en ese país volvió para terminar su contrato con la
Academia. Después tuvo la posibilidad de jugar en Israel y se repitió el
desenlace.
Otros dos casos
son los de Didí Torrico y Helmut Gutiérrez, el primero tenía que marcharse a
Polonia, pero a medio camino decidió volver. En Lima, donde debía realizar sus
trámites de visa, puso punto final a la operación.
Gutiérrez, por su
parte, viajó hasta Usbekistán después de que el entonces presidente de La Paz
FC, Mauricio González, le presentara una propuesta. Estuvo dos semanas, jugó un
amistoso, pero su rendimiento no convenció.
Carlos Vargas y
Julio César Cortez pasaron por la misma experiencia. Se fueron a Marruecos, sin
embargo su retorno fue rápido debido a que no hubo acuerdo en los términos
económicos.
Augusto Andaveris
debía jugar en China, cedido por La Paz FC. Como en los casos anteriores su
regreso se adelantó.
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